Normalmente los profesionales de museos nos perdemos teorizando durante horas sobre la forma de acercar el museo al público. Al visitante. Estas teorías son positivas para el desarrollo y construcción de nuevas estrategias y líneas de pensamiento que consigan que, finalmente, el museo sea un lugar en el que todos tengamos un espacio, en el que todos podamos encajar, aprender, compartir y disfrutar. Pero... ¿Y si nos estamos olvidando de lo más básico? Cuando vamos a un museo, ¿en qué nos fijamos primero?
Pues sí, creo que se nos había olvidado, al menos a mí, tratar un tema que es tan importante como todos los demás: los trabajadores que están de cara al público. Y me gustaría puntualizar. No me refiero a, por ejemplo, el departamento pedagógico aunque ellos también estén de cara al público. Me refiero a todos aquellos que están (yo también lo estuve) en la recepción, librería, como vigilantes de sala, etc. Digamos, los encargados de "servicios".
Estoy segura de que cada uno de los que leeréis este post habéis tenido una mala experiencia con algún vigilante o recepcionista, ¿verdad?. Es curioso que estas malas experiencias suelen darse mucho más en los museos de nuestro país que en el extranjero, sobre todo en el ámbito anglosajón donde las críticas a estos trabajadores suelen ser positivas, y además, las contamos con sorpresa.
Por supuesto, podemos tener la mala suerte de encontrarnos con alguien que tenga un mal día pero, ¿por qué esta sensación es tan generalizada?.
Quizá deberíamos comenzar analizando la situación laboral de este personal. No siempre, pero en muchos casos, es personal subcontratado, por ello, el sueldo suele ser menor del que en principio les debería corresponder, ya que la empresa intermediaria toma su parte. Los contratos también suelen ser peores que si contratara el museo directamente. En ocasiones, los trabajadores de limpieza ganan más y tienen mejores condiciones que este personal. ¿Y esto está en consonancia con la preparación que se exige para el puesto? La respuesta es no. Aunque, como siempre con excepciones, para este tipo de puestos se exigen idiomas, una formación universitaria afín (historiadores del arte, etc) e incluso personas con una formación superior que esperan una oportunidad.
Como comprenderéis, la situación que os dibujo es frustrante e injusta. De todas formas, tampoco eso debería justificar la hostilidad con la que somos recibidos o amonestados en un museo. Por ello, ¿se valoran cualidades tales como la amabilidad, la predisposición, la rápida toma de desiciones, etc, a la hora de contratar al personal que estará de cara al público? ¿Deberían tener más peso estas cualidades personales?
Pero seguiré haciendo una descripción de la situación de la mayoría de estos trabajadores. Creo que no me equivoco al afirmar que ellos no son tenidos en cuenta por los especialistas. Los curadores o comisarios, los directores, los conservadores, apenas recaen en su presencia. No los conocen. A veces ni dan los buenos días cuando, incluso, no hay diferencia en la formación o capacidad.
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Desde el museo no se les forma, no se les da material para que investiguen sobre esta o aquella exposición, no se les da unas reglas básicas de cómo deben dirigirse al visitante, no se les trata como parte fundamental del equipo, que en definitiva, es lo que son.
Podemos tener unas buenísimas campañas de difusión, pedagogía, participación, pero si este primer eslabón del complejo sistema que es un museo no se cuida, no se elige con mimo, no es tratado adecuadamente, todo el trabajo fracasará.
Cuando hablamos de un equipo que trabaje unido, de departamentos que trabajen de forma transversal, de que exista una relación fluida entre los trabajadores, tendemos a olvidarlos y cometemos un gran error. Ellos son nuestra carta de presentación, son la cara del museo y deben ser tratados como parte del engranaje que lo sostiene.
Con este post me gustaría reivindicar no solo una situación digna para este tipo de personal, esto lo pido para cualquier trabajador, también quiero pedir la inclusión de los mismos dentro del cometido y las acciones del museo. Que se les dé la relevancia que en efecto tienen.
Muy interesante reflexión, porque como bien dices, es la impresión primera que te llevas en un museo y siempre he pensado que esas personas sólo se dediquen a "vigilar" en lugar de ser mediadores del contenido. Apoyo tu moción de que sean considerados en el conjunto y estrategia del museo (pues su importancia e imagen lo son todo) y que sean valorados como se merece.
ResponderEliminarGracias por tu comentario y por ser tan atento siempre, José Luís.
EliminarUn abrazo!
Muy interesante y muy acertado. Yo también lo he sufrido en carnes propias y aprovecho para hacer una reivindicación: si un museo quiere dar una imagen cercana , actual y accesible, debería desterrar esos informes de traje de chaqueta, tan incómodos y poco prácticos que recuerdan a la señorita Rottermeyer (se escribía así?). La imageni que proyectan es distante y anticuada
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo. Una vestimenta más actual, cómoda y práctica sería lo más adecuado.
EliminarSaludos! :)
Desde luego las personas de "servicio", los auxiliares de sala ( y aquí no meto a los vigilantes porque creo que ellos se dedican a la seguridad) en muchas ocasiones son personas con una preparación académica superior al puesto que ocupan y por circunstancias determinadas viven de este empleo, que es duro ( la gente no es siempre es muy amable, estar de pie es cansado, y a veces las tareas no son para lo que uno se ha preparado,........). Resumiendo que os comprendo y es lamentable ser una persona y que no te aprecien ( y menos si has estudiado algo relacionado con los museos y puede que sepas más que algunos).
ResponderEliminarAuxiliares o vigilantes, hablamos del mismo puesto y en cualquier caso, pienso que la seguridad privada que trabaje en un museo también debería recibir una formación básica acorde. Sí, es duro y necesita ser reconocido y valorado por las instituciones.
EliminarGracias por tu comentario! :)
Yo tengo una experiencia magnífica de las personas con las que he hablado, o a las que les he preguntado algo, siempre han sido atentas, educadas y solícitas. Siempre me han dado una impresión profesional y muy amable.
ResponderEliminarMe alegro! Hay personas tan profesionales que son capaces de crecerse antes una situación laboral tan desfavorable y no perder la profesionalidad. Eso es así.
EliminarGracias por tu comentario! :)
Yo he tenido malas experiencias con algún recepcionista de museos estatales, pero también llevo muchos años trabajando como vigilante de sala y te tengo que decir que no me han puesto un sola reclamación en mi vida. Pero ya caerán. Ya caerán porque mientras la política de atención al público de los museos sea la misma que la de los centros de ocio (regalar entradas a la gente que monta pollos en las salas y ponen reclamaciones porque les rogamos que guarden silencio, por ejemplo), vamos encaminados a ello. Todo lo que dices sobre la frustación que genera ver personas con una formación semejante a la tuya tener puestos y sueldos más elevados a veces de forma injusta y conocidamente por un medio tan español como es el del "enchufe", es cierto. Pero en fin, mientras no me echen de mi puesto de trabajo por una arbitrariedad, como está ocurriendo actualmente, continuaré atendiendo con toda mi educación a gente maleducada que va a ver exposiciones como si fueran de cañas, a grito "pelao", que te insulta o llega a amenazar con agredirte si les llevas la contraria. Muchas gracias por echar un capote al colectivo, de corazón.
ResponderEliminarMucho ánimo! Sé lo que dices perfectamente porque trabajé en la recepción de un museo varios años. También quisieron agredirme una vez, pero nunca me pusieron una reclamación. Es complicado, pero si quieres mantener el trabajo debes ser educado siempre, incluso con una situación laboral precaria. Por otro lado, también me han tratado mal injustamente en algún museo cuando he ido como visitante, pero en definitiva, lo que pretendía con este post era reivindicar una situación justa para este personal que es necesario e indispensable.
EliminarGracias y ánimo! :)
Lamentablemente como sucede en varios ambitos de trabajo, existe un grupo que queda relegado a una función de segundo orden. En los museos el centro de atención son los artistas, los curadores, los directivos y a veces, con suerte algunos profesionales. Pero increiblemente quienes pasan mayor tiempo con el público no son ellos, sino el sector que señalas en tu entrada. Y claro está son quienes reciben la peor tarea y en muchos casos el peor reconocimiento, no solo económico sino también instituconal y de los visitantes. A veces no acierto a entener porque se necesita tantos vigiladores, como si fuera un banco, porque no modificar su tareas como consultores, con conocimiento en las muetra que se están llevando a cabo. Toalmente de acuerdo con @syromon en cuanto a la vestimenta. Me parece que el museo debería preparar mejor a este grupo que pasa incontables horas con el público y por supuesto reconocer su labor, tanto económica como institucionalmente, destacarlos como una parte importante del museo y darles tareas que no pasen solo por decir "no toque esto" o despachar entradas. Tareas que terminan siendo horriblmente rutinarias.
ResponderEliminarTambién debo dejar en claro que tal vez más parte del personal profesional debería estar en contacto con el público, porque si bien es correcto sacar conclusiones con las analíticas de las estadísticas, sería mejor tener contacto directo con ellos, estar presente mirando como se desarrolla todo a diario. Salvo que trabajes en un museo enteramente digital me parece que hay un mundo afuera de la oficina.
Nos seguimos leyendo
Saludos
Atinado post que daría para largos debates. He tratado con muchos vigilantes/auxiliares tanto como conservador en un museo público como en mis visitas personales. Siempre los he defendido porque creo que su trabajo está desprestigiado, probablemente porque pocos responsables de museos se ocupan de su formación y de conocer en detalle sus funciones, sobre todo en las administraciones públicas. De hecho conozco a responsables de las mismas que los llaman "floreros" y los consideran nidos de reivindicaciones y problemas sindicales. Ya ves.
ResponderEliminarCierto es que, como en cualquier trabajo, la personalidad de cada uno hace que cumplan con sus funciones con mejor o peor actitud, pero también es verdad que los museos no suelen preocuparse de ellos. En muchos museos públicos los vigilantes suelen ser personal de las escalas administrativas más genéricas, en consecuencia menos especializadas, y nadie se ocupa de perfeccionar su formación.
Mi experiencia es en general positiva, pero considero que éste es uno de los factores de los museos españoles que habría que reinventar.
Para acabar entiendo que la generalización de Cartas de Servicios sería uno de los asuntos que podrían ayudar en esta labor. Salud...