No pasa un día sin que me diga: "Laura, debes volver a escribir". El escribir sobre lo que te gusta, sobre aquello en lo que crees que puedes aportar algo, aunque sea desde un punto de vista muy personal, es liberador, impulsa, da vida, aún más en estos momentos tan difíciles. Esta época donde los obstáculos aplastan, donde la vida se reduce a su mínima expresión, sea por la falta de posibilidades o de ánimo. O ambas.
Hace meses que no escribo y eso no me hace sentir bien, pero supongo que espero el momento en el que escribir signifique algo. No me gustan los rellenos. Escribir me parece una responsabilidad. No os haré perder el tiempo leyendo algo que hasta a mí misma, me resulte insustancial.
Enfrentarse a la hoja en blanco (la pantalla en blanco), a veces da miedo. ¿Qué puedo aportar?. Los días de alejamiento de aquello de lo que creías saber van aumentando, pesan. ¿Cómo evitar que el peso no convierta las palabras en una continua queja?.
Sigo creyendo que en el arte hay algo que conmueve y mueve. Sigo creyendo que los museos tienen una labor social. Algunos días dudo, pero en el fondo siento que mi sitio está ahí. Que todavía tengo mucho que compartir, aprender, decir, plantear.
Sigo haciéndome preguntas. Quizá ahora más que nunca. Seguiré planteándolas porque entre todos, en el debate y el diálogo, se avanza. Y si no, al menos, establecemos relaciones que nos enriquecen. Eso es todo un logro.
Bueno, éste es mi post de hoy. No es mucho. Es sólo vencer el miedo a la pantalla en blanco. El próximo vendrá pronto.
Feliz vuelta de vacaciones.
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