Es de todos sabido el largo camino que
ha hecho el arte cogido de la mano de la naturaleza. La mímesis, la
copia de la naturaleza, ha sido prácticamente hasta finales del
siglo XIX, el gran tema central del arte occidental. Y no es de
extrañar ya que el artista nos ha querido transmitir su visión del
mundo, con más o menos libertad según el caso, inspirándose para
ello en lo que le rodeaba y realizando su propia interpretación más
o menos simbólica, profunda, alejada de lo real o cercana al modelo.
Ya entrados en el siglo XXI, cuando
contamos con herramientas tecnológicas de tercera generación, el
arte, que muchos critican por alejado del natural, en mi opinión, no
ha ido ni mucho menos tan lejos en muchos casos. Los formatos son
distintos, las luchas son las mismas: el hombre, su manera de estar
en el mundo (la sociedad) y la naturaleza (como contexto).
Daz Disley, no es artista, o él dice
no considerarse así, pero sus preocupaciones encuentran una salida
para hacerse visibles, para comunicar, en formas creativas y
propiamente artísticas. Llegado desde el mundo de la música, en su
mente lo visual es en gran medida otra de las vías por la que las
preguntas que se plantea a diario encuentran forma, se hacen
explícitas. Por esta razón, lo visual no tiene que ser de un modo
determinado: usa fotografía, vídeo y música, por el momento, pero
su búsqueda en formatos y herramientas no ha acabado aquí. Lo
digital es su lenguaje sin que ello lo aleje de la naturaleza como
demuestran sus obras. Para Daz el arte, su arte, es únicamente un
canal por el que materializar sus preguntas, es por este motivo que
la forma pierde importancia frente al contenido: lo importante es
investigar para hallar el camino que le lleve a la respuesta que está
buscando. El modo más idóneo para presentar aquello que le
preocupa.
En sus fotografías los motivos
oscilan, van y vuelven. Del retrato a la abstracción. Del natural a
la transposición a formas puras o a su disolución en manchas de
color, en movimiento, música insinuada. Imágenes que bailan y nos
ofrecen desde una experiencia bella formalmente, a una crítica
política y social en la que reivindica su visión del mundo.
En la serie "Euro Witch, Pop
Bitch..." la modelo, vestida con los colores de la bandera de la
Unión Europea, juega de forma agresiva con un globo que también
simula la bandera. Su actitud nos revela el desprecio por esta
realidad política. El aspecto desaliñado, dejado, hostil, nos hace
preguntarnos ¿es esta la Europa en la que vivo? ¿Es el lugar en el
que quiero estar? La respuesta de Daz es clara. A través de la burla
nos enseña una realidad que le preocupa, le disgusta y que usando
esta serie fotográfica, consigue calmar en cierta forma. Usa la
ironía como terapia contra el hastío.
En las series Pea Soup and Polo Mints y
Woodland, retoma una fotografía más clásica, aunque no en sentido
estricto. Para ello, se traslada a parajes naturales evocadores,
misteriosos, que nos ofrecen imágenes de gran belleza pero nos dejan
cierta sensación de desazón. Hay en estas fotografías un aire
frío, una atmósfera nostálgica y solitaria que atrae e hipnotiza.
Hace que queramos saber más.
En la primera, animales en pequeños
grupos o en solitario, son captados con gran delicadeza. Objetos de
uso cotidiano son abandonados, o están allí, esperando. No sabemos
cuándo se olvidaron de ellos ni cuánto tiempo les queda por
permanecer descolocados, sin uso. Este sabor algo angustioso, la
incertidumbre que desprenden estas imágenes, amplía su belleza.
Consigue que sigamos mirándolas esperando un desenlace que no
llegará. Son una historia que se quedó congelada en un punto y a la
que nosotros llegamos como invitados. Podemos observar pero no
intervenir.
En Woodland, Daz nos ofrece ese viaje
de ida y vuelta que ya os comentaba al principio. Fotografiando el
detalle de los árboles, matorrales y plantas de un bosque,
conseguimos ir de lo particular a lo general: de la naturaleza, esa
naturaleza (con nombre y apellidos pero que desconocemos), a formas
básicas como líneas verticales, círculos, diagonales. Realiza un
ejercicio de la abstracción más pura aunque abandonando el proceso
un poco antes de perder de vista absolutamente la conexión con la
realidad.
En la serie Velocity, sin embargo,
muchas de las fotografías sí que finalmente nos sumergen en las
líneas, manchas de color, de luz. Realizadas dentro de un coche en
movimiento, solo necesita jugar con el tiempo de exposición para
conseguir resultados tan sugerentes. Obras envueltas en irrealidad
esponjosa. En ensoñación.
En sus vídeos
"Blooms", Daz ha grabado y fotografiado diferentes tipos de
flores para después generar una serie de imágenes en 3D que
descomponen la figura convirtiéndola en motas de luz y brochazos de
color en suspensión en un espacio neutro, mágico, desprovisto de
gravedad, donde la flor que ya no es flor, puede moverse y crear
formas nuevas que no se parecen a su realidad anterior. La serie
Blooms viene a demostrar, como ya lo hizo antes Kandinsky,
que el arte abstracto, o mucho de él, tiene la naturaleza como
modelo. Que lo que nos rodea no es más que construcciones azarosas
pero precisas de formas puras, simples. Y que nuestra percepción
depende en mucho de nuestra subjetividad y nuestra capacidad de mirar
con ojos distintos. Armarnos con una mirada abierta para que lo no
concreto, real, no nos aturda sino que nos haga imaginar un espacio y
un tiempo diferentes.
Bloom from daz disley on Vimeo.
En la última de sus salas, llamada "Vídeo Works" la figura humana vuelve a tomar protagonismo. Entornos abandonados, edificios que se desvanecen y transmutan en formas que danzan, naturaleza que se desdibuja... Todo ello para que la bailarina Fenia Kotsopoulou, su pareja, y algún actor más coreografíen unas pieza que, lejos de proporcionar solamente calma, nos obligan a mirar en nuestro interior y encontrarnos con nuestras propias preguntas. Con nuestros miedos y soledades. También nos incitan a observar a nuestro alrededor y cuestionar la verdad de lo que vemos. Nos puede ayudar a preguntarnos por aquel que tienes al lado. De nuevo, como en sus fotografías, nos atrae y deja la pregunta abierta. El qué ha pasado o qué pasará, sin resolver.
Inner Space Revisited from daz disley on Vimeo.
Daz resuelve por medios creativos digitales, cuestiones muy humanas y comunes. Se pregunta por el mundo queriendo hacernos partícipes de sus preocupaciones. Buscando la mejor forma, la más bella, de presentárnoslas. Porque aún en el siglo XXI hay preguntas que siguen abiertas. Porque hay cuestiones que seguramente no encontrarán una respuesta válida para todos y en cada momento. Porque el arte sigue estando conectado a (nuestra, la) naturaleza.
Todas las imágenes son propiedad de Daz Disley.
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