Hace tiempo que el arte no es lo que
era y es todo lo anterior. (re) hacer, (re) pensar, (re) formular
conceptos y técnicas, que vuelven a la vida aunque nunca se
abandonaron. Que son nuevas y viejas, y respiran, comunican,
transmiten, enganchan. Esto es lo que hace Andrés Torca con sus
Fotopsias. (re) piensa la técnica, (re) descubre los resultados, se
(re) crea a sí mismo (re) haciendo imágenes de los demás.
Fotopsias es el resultado de la
combinación de las palabras FOTOgrafía + autóPSIAS. Es curioso,
casual y también poético, que ese mismo término se use en el campo
de la medicina para designar los destellos luminosos que percibimos
en ocasiones, cuando cerramos los ojos.
Andrés Torca ha vuelto a hacer fotografía
analógica (¿artesanal?) para representar lo humano. Algo que nunca
abandonó porque en su dominio y experimentación con diferentes
técnicas y procesos (instalación, escultura, pintura) lo humano
siempre está, y en Fotopsias se convierte en universal. Personas
fotografiadas elegidas a través de llamamientos informales, otras
seleccionadas al azar mientras paseaban por alguna calle de Ecuador,
Colombia, Italia, Alemania, España o Argentina, que si bien son solo
unos cuantos países y no el mundo entero, la necesidad de
desbordamiento por comparación de etnias, razas y rasgos, hace de
estas obras piezas de lo colectivo y lo común. Del ser que es igual
y diferente al resto. Del detalle al todo.
Cada obra es un proceso terminado y
abierto. Cada fotografía final es descompuesta por el ojo, que unas
veces se para en el detalle, y otras en el conjunto. Un juego, quizá
mágico, que consigue gracias al uso de un mismo negativo, fragmentar
imágenes que se (re) harán luego, descomponiéndolas,
multiplicándolas, (re) construyéndolas a base de tiras de prueba,
sin de dejar de ser un todo que toma forma en el
laboratorio-forense-creativo-cuarto-oscuro de Andrés, como si se
tratase de una escultura de barro o un elemento arquitectónico.
El papel como una piel, como todas las
pieles posibles. Esas personas, ancianos, niños, jóvenes, mujeres,
hombres, blancos, negros, guapos, feos, simpáticos o tímidos, como
ellas mismas y como todas las demás. Fotografía en blanco y negro
(con diversos matices y gradaciones) como elección estética y
nostálgica que bebe de fotógrafos clásicos o consagrados como
Cartier Breson, Álvarez Bravo o Mapplethorpe, a modo de eje vertebrador
y democrático de lo que somos, de lo que la exposición es. 30
imágenes de cuerpos enteros, medios cuerpos, rostros, fragmentos
como hiperenlaces a escala 1:1, que nos enfrentan con un espacio,
pues las fotografías ensambladas ocupan un lugar en 3 dimensiones,
con una presencia/ausencia con la que relacionarnos íntimamente. Por
lo que compartimos, por lo que nos diferencia y acerca. La exposición
como lugar de encuentro con lo cercano y descubrimiento de lo lejano.
Como una plaza en la que reunirse y conocerse. ¿No es una buena
manera de conocernos a nosotros mismos, conocer a los otros?
Las obras de las que se compone esta
muestra son el resultado de un largo proceso que ha llevado a Andrés
por diferentes continentes geográficos y personales. Diez años en
los que experimentó, usó, abandonó para volver a encontrar,
(re)encontrar, la fotografía como método idóneo para comunicar su
presente, el nuestro, compuesto de mínimos acontecimientos (una
sonrisa, un recuerdo), y nuevas concepciones globales de ciudadano,
persona, sexo, raza, ser. Piezas para las que ha puesto al servicio
todo su bagaje cultural y emocional.
Porque los lenguajes del antes pueden
pertenecer al hoy si usamos la imaginación para (re) inventarlos.
Porque nosotros no somos los de ayer. Somos los de ahora pero
forjados con lo vivido, con nuestra propia historia y la historia
común. Agrandando las conexiones, simplificándolas, yendo a lo
común, a la naturalidad dentro del acelerado momento en el que
vivimos.
Párate, deja que tu ojo baile, que
observe ese gesto de la boca, ese brazo extendido, esa cara que habla
o pregunta en cada una de sus partes físicas y psíquicas.
Hablar de las personas buscando lo común y lo lejano es hablar de esencia pues el simple hecho de estar aquí y ahora nos proporciona una. Hablo de esencia porque es lo que encontrarás en esta exposición que podéis visitar desde el pasado día 9 hasta el próximo día 22 de enero, en el Consulado del Mar de Burgos. La esencia del ser múltiple que somos todos.